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Bajo deseo y qué hacer al respecto: ¿Por qué ya no lo deseo como antes?

Low Desire and What To Do About It: Why Don’t I Want It Like I Used To?
No hablamos lo suficiente sobre las épocas en las que nuestro deseo disminuye o incluso desaparece por completo. De hecho, para muchas mujeres, la pregunta “¿Por qué no quiero sexo como antes?” está envuelto en vergüenza, culpa y confusión. Nadie nos enseña por qué cambian nuestros deseos de sexo e intimidad ni cuáles pueden ser los factores que contribuyen a ello.
Pero aquí va la verdad, y quizá es justo lo que necesitas oír... no estás roto/a. No estás solo/a. Y existen formas reales y compasivas de explorar qué está ocurriendo bajo la superficie.
Empecemos con una pregunta grande e importante:

¿Qué significa el deseo para ti?

¿Es una necesidad física? ¿Un anhelo de cercanía? ¿Necesitas ser curiosa y explorar en tu relación?
El deseo se ve y se siente diferente para cada persona, y no siempre tiene que ver con querer sexo. Para algunos, es una conexión emocional, para otros es el contacto, la fantasía o simplemente querer querer. Definir qué significa el deseo para ti (ahora, no hace cinco años) es un primer paso poderoso para entender qué puede estar faltando.

Lo primero: el deseo no es un interruptor que se enciende y apaga

El deseo no es un interruptor que se enciende y se apaga, y desde luego no tiene por qué aparecer como en las películas; de hecho, eso es bastante poco realista. Para la mayoría de nosotros, el 'querer querer' sexo o intimidad es algo reactivo, complejo y, sobre todo, profundamente personal. Cuando digo 'reactivo', me refiero a que el deseo suele surgir después de que algo excitante ya ha empezado, como besarse, abrazarse o incluso simplemente sentirse emocionalmente conectado. Puede que no te apetezca hasta que tu cuerpo empieza a activarse. Y eso es totalmente normal.
Sin embargo, incluso con un deseo receptivo, pueden existir barreras que dificulten alcanzarlo. Si tu cuerpo o tu mente están bajo estrés, no van a priorizar el placer; van a priorizar la supervivencia y la seguridad.
Cosas como el estrés, la ansiedad, el agotamiento, los cambios hormonales (hola, menstruación, perimenopausia o posparto), ciertos medicamentos (como los antidepresivos o la píldora) o incluso dormir mal pueden reducir tu umbral base para el deseo sexual.
Y luego está el tema de la relación. Si te sientes desconectado en tu relación, poco valorado o abrumado por el resentimiento, no es de extrañar que las señales de deseo no te lleguen. El deseo no prospera en la tensión o la desconexión. Necesita seguridad, cuidado y confianza, no presión, rendimiento ni forzar la situación.
Así que si el deseo te parece algo lejano en este momento, no se trata solo de necesitar más preliminares o probar una nueva postura. Se trata de preguntarte suavemente: ¿Qué me está impidiendo sentirme relajado/a, seguro/a y abierto/a al placer desde el principio?

Prueba esto: sé curioso en vez de juzgar

En lugar de presionarte para "volver a la normalidad", intenta escuchar lo que realmente necesitas en este momento. No se trata de apresurarse a retomar el sexo; se trata de atender tus necesidades para sentirte seguro, apoyado, curioso e incluso sexy para ti mismo, no para los demás.
Hazte estas preguntas como punto de partida:
  • ¿Qué me excita últimamente? ¿Ha cambiado eso?
  • ¿Qué me está impidiendo sentirme sexy o segura/o?
  • ¿Qué me ayudaría a sentirme más conectado con mi cuerpo?
  • ¿Cuándo fue la última vez que exploré el placer solo para mí?
A veces se trata de soltar expectativas y reconectar contigo mismo/a, poco a poco y con un toque de sensualidad.

Habla sobre ello (aunque sea incómodo)

Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, ¡pero la comunicación realmente es el lubricante!
Tanto si estás sola como en pareja, hablar abiertamente sobre el bajo deseo puede dar miedo, pero es un paso muy poderoso. Tener poca libido no es un fracaso. Es información, y compartir cómo te sientes permite que los demás te apoyen en vez de sacar conclusiones. De lo contrario, surgen confusiones, resentimientos y sentimientos de soledad. No te avergüences de esto; todas pasamos por ello en algún momento de la vida.
Recuerda... No tienes que tenerlo todo claro para empezar la conversación. Prueba a decir algo como:
"He notado que últimamente no tengo mucho deseo. Quiero explorar qué me está pasando y quizá podamos hablar de cómo mantener la intimidad de otras maneras mientras lo averiguo."

En resumen: no estás solo/a y no estás roto/a

El bajo deseo es muy común y no tiene por qué ser el fin del placer. La forma en que exploramos lo que nos hace sentir bien en nuestro cuerpo, nuestras relaciones y en la vida es tan subjetiva, fluida y en constante evolución. Cuando se produce un cambio, mantén la curiosidad por lo que significa para ti y lo que necesitas para adaptarte a esta nueva normalidad. Nuestro cuerpo es muy intuitivo para decirnos cuándo algo necesita atención. Igual que cambias tu rutina de gimnasio para centrarte en áreas clave de tu cuerpo, lo mismo deberías hacer con el sexo y la intimidad.
A veces, nuestro cuerpo nos pide que bajemos el ritmo, cambiemos las cosas o eliminemos lo que ya no nos sirve. Escucha a tu cuerpo y empieza a reconstruir a tu manera.
En Hot Octopuss, estamos aquí para apoyarte tu versión del placer—sin presión, solo posibilidades.

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